BILLIE EILISH – “WHEN WE ALL FALL ASLEEP, WHERE DO WE GO?”

Convertida en una estrella pop instantánea y obscenamente famosa, Billie Eilish viaja entre su innegable talento y su ácida personalidad para llegar a lugares inhóspitos poco explorados para una chica de tan solo 17 años y que implican la vorágine de la fama y fortuna. Y mientras ella se quita su guarda dental para grabar el intro de su álbum debut, risas ahogadas y sonidos que nos recuerdan que todavía es una adolescente precoz y creativa, acompañan la pista de la que un monstruoso mundo es testigo. When We All Fall Asleep, Where Do We Go? Esta lleno de momentos así: Momentos con los que entendemos que su roce con la oscuridad no anula lo mucho que disfruta el paseo de hacer música.

A los 14 años “Ocean Eyes” le abrió las puertas de la fama a través de las plataformas digitales. La canción la catapultó a un spotlight inconcebible para una artista tan joven mientras que su canción se abría paso por los oídos más experimentados de la crítica musical y aquellos que solo escuchaban por escuchar. El tema, una balada cristalina llena de sintetizadores erráticos y lagrimales, se coloreaba con su extravagante excentricidad que se aleja de la fórmula pop pero que la ayuda a distanciarse de la maceración históricamente lasciva de los ídolos adolescentes de la industria musical. Eilish, con ese anacronismo personal, solo parece ser más mezquina, filosa; pero sobretodo, autosuficiente.

Los mejores momentos de When We All Fall Asleep, Where Do We Go? Encajan perfectamente en ese esquema. Inspirado por los terrores nocturnos de Eilish y sus sueños mas vívidos, el álbum combina las oscuras compulsiones con elogios sombríos, equilibrando sus voces aterciopeladas con bajos profundos y sonidos espeluznantes que hacen parecer cualquier historia de terror como un cuento infantil. Eilish es capaz de tejer algo que es grotesco y delicado al mismo tiempo. En “You Should See Me In A Crown”, ella fabrica un arrullo que se precipita hacia una caída dentro de un abismo infinito lleno de ritmos tectónicos que asemejan el dubstep y que están repletos de murmuros que suavizan el golpe que propiciará la caída.

“Xanny” es ansiedad pura acompañada de acrobacias jazzísticas que hacen temblar la medula. La voz de Eilish se desvanece sobre el ritmo narcoléptico y se sumerge en la desesperación, gimiendo sus líneas más personales y subrayando que esa teenage angst es ferozmente sincera y brutal. Una esencia similar es el motor detrás de “Bury A Friend”, otro potencial sencillo en el que a pesar de la distorsión vocal, la voz de Eilish se siente íntima, cálida, como una caricia que hace observaciones sociales mientras que es tan brillante como oscura.

Aún así, todo el arsenal de Billie Eilish no pueden impedir que su pista más abiertamente pop, “Bad Guy”, se vuelva un poco obsoleta. Un galope veloz proyecta a la intérprete a una letanía de burlas hacia su pareja, compañero o lo que sea, mientras se autoproclama “la que puede hacer que tu novia se vuelva loca… el tipo de chica que puede seducir a tu padre”. Esto nos lleva a pensar que tal vez la intérprete no esta tan lejos del estereotipo del pop adolescente haciéndonos entrar en un entendimiento de que, al menos durante este track, Eilish se transforma en la vocera del post-Christina-Aguilera-Dirty-pop para hacer alarde de su sexualidad y cruzar un límite que, claramente Eilish a través de otros canales, ha demostrado que no necesita.

When We All Fall Asleep, Where Do We Go? Esta cargado de tranquilidad que refleja el pasado de Eilish. Al igual que en su primer EP, Don’t Smile At Me (2017), el sonido se inclina hacia lugares macabros que rozan en un romanticismo del siglo XV. “Wish You Were Gay” resalta las voces de Eilish que merecen algo mejor que estar adornadas con risas de sitcom salidas de Saturday Night Live. “Listen Before I Go” es minimalista, triste y somnolienta, un suave beso bajo la lluvia veraniega que se trasforma en una imagen onírica de un paisaje inexistente. “When The Party Is Over” demuestra aún más lo que Billie Eilish es capaz de lograr con la inercia de su voz… Con estos contrastes y matices, When We All Fall Asleep, Where Do We Go? Se transforma en una plataforma increíble para alguien que de manera prematura ha demostrado un talento crudo y palpitante, sin embargo el álbum es un amplio esfuerzo sonoro lleno de colores, formas, matices, imágenes y relatos que parecen un collage salido de del dormitorio de cualquier adolescente.